La República Dominicana se consolida como el motor económico de Centroamérica y el Caribe, aportando cerca del 25% al Producto Interno Bruto (PIB) regional en 2024, según datos de la CEPAL. Este liderazgo, con un PIB regional conjunto que alcanzó los $498 mil millones, se debe al dinamismo de sectores clave como el turismo, las zonas francas, la construcción y los servicios financieros. El constante flujo de remesas familiares también ha sido crucial para mantener el consumo interno y mitigar la pobreza.
Crecimiento que Demanda Inclusión y Resiliencia
A pesar de su notable desempeño económico, el país enfrenta importantes retos que amenazan la sostenibilidad de su progreso. La CEPAL advierte sobre el estancamiento del PIB per cápita, lo que indica que el crecimiento general no siempre se traduce en una mejora proporcional del bienestar individual, especialmente en un contexto de alta informalidad laboral.
La informalidad es una barrera estructural, afectando a un gran número de trabajadores que carecen de seguridad social y condiciones laborales dignas. Esta situación no solo reduce la productividad y la recaudación fiscal, sino que también impide que miles de personas se beneficien plenamente del dinamismo económico.
En cuanto a la innovación, la República Dominicana retrocedió tres posiciones en el Índice Global de Innovación 2024, ubicándose en el lugar 97 de 133 economías. Esto revela una brecha entre su crecimiento económico y la transformación productiva, con rezagos en inversión en I+D, educación técnica y colaboración entre academia y empresa. El sector privado ya reconoce la urgencia de fomentar la transformación digital y el emprendimiento tecnológico para cerrar esta brecha.
Adicionalmente, el país posee una alta exposición a eventos climáticos extremos, como huracanes e inundaciones, que impactan severamente la infraestructura, la agricultura y el turismo. Con una calificación de 55 puntos sobre 100 en el Índice de Desempeño Ambiental 2024, el país está por debajo del promedio regional en gestión de residuos y mitigación del cambio climático. Estos fenómenos también exacerban problemas sociales como la informalidad y el desempleo juvenil.
El liderazgo económico de República Dominicana es innegable, pero su sostenibilidad dependerá de abordar con visión estratégica la informalidad, impulsar la innovación y fortalecer la resiliencia climática. El Boletín Competitivo Regional de julio 2025 subraya que el liderazgo en PIB no es suficiente si persisten debilidades estructurales. La oportunidad es transformar el crecimiento en un desarrollo más inclusivo y equitativo para todos.
Fuente: Mercado